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martes, 5 de mayo de 2009

COMPRENDIENDO LA EXPIACIÓN



Para entender el concepto de expiación en el Nuevo Testamento, es necesario que analicemos la naturaleza y características de este acto en el Antiguo Testamento. En el A. T. se utiliza la palabra hebrea “kaphar” para designar el acto de la “expiación”. A la vez se traduce como “perdonar” (Salmo 65:3; 79:9, “reconciliar” (Levítico 16:6), sin embargo, literalmente “kaphar” significa “cubrir”. La idea de cubrir el pecado está inmersa dentro de todo el ritual del A. T., o sea cuando en el A. T. se dice que “se hizo expiación por el pecado” o “por su pecado”, quiere decir que, él, o su pecado son cubiertos. Es necesario que mantengamos en mente este concepto para cuando analizamos el sacrificio de Jesucristo.

1. La base de la expiación.

La base del sacrificio expiatorio por el pecado se encuentra revelado en Levítico capítulo 1. Marchemos paso a paso para entender el mecanismo:

1º. “Cuando alguno de vosotros ofrece ofrenda a Jehová, de ganado vacuno u ovejuno, haréis vuestra ofrenda” (v. 2).  Es necesario entender que lo que trae el pecador a Dios es una ofrenda. El dar es el principio básico de toda adoración, por lo cual nadie podía presentarse a Jehová con las manos vacías.



2º. "Si tu ofrenda fuere holocausto ( quiere decir, del todo quemado) vacuno, macho sin defecto lo ofrecerá; de su voluntad lo ofrecerá a la puerta del tabernáculo de reunión delante de Jehová” (v. 3). Realmente el animalito ofrecido tomaba al lugar del oferente. El factor sustitución, está implicado en el acto del sacrificio expiatorio. Es el cordero o vacuno muriendo por el oferente pecador y a la vez siendo aceptado por Dios.

3º. “Y pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto, y será aceptado para expiación suya”. v. 4. El acto de colocar las manos sobre el animal es símbolo de identificación con el sacrificio hecho. Era como si él participara del hecho. Simbólicamente: el pecador sentenciado a muerte y recibiendo el justo castigo que la justicia divina demandaba.

4º. “Entonces degollará el becerro en la presencia de Jehová; y los sacerdotes, hijos de Aarón ofrecerán la sangre y la rociarán alrededor del altar, el cual está a la puerta del tabernáculo de reunión” (v. 5). El derramamiento de sangre era un factor imprescindible en todo sacrifico por el pecado. “Sin derramamiento de sangre no se hace remisión” (Levítico 4; 5:14-19).

2. El significado del sacrificio. 

Este acto, aparentemente sencillo, contiene un significado profundo: Todo sacrificio, aún en los sacrificios paganos, contienen dos ideas fundamentales: adoración y expiación.

    a.  Cuando el hombre pecador reconoce que está bajo la autoridad y el poder de la Deidad, que tiene derechos sobre él, como señal de rendición personal, ofrece una ofrenda o sacrificio para satisfacer a Dios.

   b. Cuando el hombre pecador se da cuenta de que su pecado ha perturbado las relaciones con Dios, reconoce, instintivamente, que el mismo Dios que lo hizo tiene el derecho de destruirlo, a menos que se haga algo para reparar esas relaciones rotas. El sacrificio de una víctima y su sangre derramada impediría o conjuraría la acción de la justicia divina y aseguraría su favor.

¿Cómo los paganos llegaron a conocer estos mecanismos? Pablo nos lo revela en Romanos 1:21. Originalmente el hombre conocía a Dios, sabía como hacer las cosas (Gén.4:3-4) pero “el hombre se envaneció...cambiaron la gloria de Dios...cambiaron la verdad por la mentira, honrando y dando culto a las criatura antes que al creador” Rom. 1:18-32)
Lo sacrificios mosaicos fueron los medios por medio de los cuales los Israelitas cumplían con su obligación principal hacia Dios: la adoración. A ellos se les estipuló diferentes tipos de sacrificios y ofrendas que cada uno/a cumplían un propósito dentro del trato de Dios con ellos como viste en el estudio del libro de Levítico.

El propósito principal de los sacrificios de sangre se cumple de una forma muy especial en Cristo, el sacrificio perfecto. Su sacrificio se describe como la muerte por el pecado del hombre, la muerte que cargó con el pecado. (2 Cor. 5:21). Dios hizo del alma de Su Hijo “expiación por el pecado” (Isaías 53:10); canceló la deuda que nosotros no podíamos pagar, borró el pasado que nosotros no podíamos borrar. Jesucristo es el perfecto holocausto, su muerte fué un acto de entera consagración (Hebreos 9:14; Efe. 5:2). Él es nuestra ofrenda de paz, (Efe. 2:14) ya que su sacrificio se constituyó en el instrumento que echó abajo la barrera que nos separaba de Dios por nuestra enemistad con él. (Juan 6:53-56; Levítico 7:15-20; Efesios 2:14) 

3. La eficacia de los sacrificios del Antiguo Testamento.

Si los sacrificios del A. T. no eran perfectos, ¿hasta dónde llegaba su eficacia? ¿Producirían realmente perdón y limpieza? ¿Qué beneficios procuraban para los oferentes?. Si queremos entender la eficacia y superioridad del sacrifico de Jesucristo es necesario contrastar los sacrificios levíticos con el sacrificio de Jesucristo. En los Cap. 9 y 10 de Hebreos el escritor hace una comparación entre el viejo pacto y el nuevo pacto, demostrando que el nuevo es mejor y superior al viejo; que el antiguo pacto es imperfecto y transitorio, mientras que el nuevo es perfecto y eterno. El retornar al templo, con sus sacerdotes y sacrificios sería dejar la sustancia por la sombra , la perfección por la imperfección. El argumento de toda esta carta es: El Antiguo Pacto era bueno para su época y para los fines que se le había designado, pero el Nuevo Pacto es mejor.

¿En qué sentido eran buenos los sacrificios del Antiguo Testamento? 

     a. Porque fueron divinamente ordenados.
     b. Porque cumplían un propósito dentro del plan divino.
    c. Porque se constituían en un medio de gracia, para que el pueblo que había pecado pudiera retornar a un estado de gracia, ser reconciliado con Dios y continuará disfrutando de unión con él.

Cuando el Israelita cumplía fielmente todas las condiciones, podían confiar fielmente en la promesa siguiente: “Así hará el sacerdote por él la expiación por su pecado, y tendrá perdón” (Levítico 4:26) 

Cuando los Israelitas traían sus ofrendas ellos estaban conscientes de dos cosas: una de carácter externa y otra de carácter interna.
     a. El arrepentimiento tenía que producir el acto visible de la transacción, para indicar que su pecado había sido remitido o perdonado. (Heb. 9:22)
    b. Por otra parte, el ritual sin una disposición interna, era una simple formalidad sin valor.

El acto del sacrificio debe ser la expresión de los sacrificios internos de alabanza, oración, justicia y obediencia; los sacrificios de un corazón contrito y humillado (Salmo 26:6; 50:12-14; 4:5; 51:17; Proverbios 21:3; Amós 5:21-24; Miqueas 6:6-8; Isaías 1:11-17).

La Biblia dice: “El sacrificio de los impíos es abominación a Jehová” (Prov. 15:8). Los profetas y escritores del Antiguo Testamento establecieron con claridad que todos los ritos externos, sin la justicia del corazón, no serían aceptados por Dios.

4. El sacrificio del Nuevo Pacto es mejor.

   a. Existía una diferencia muy grande entre una criatura irracional e irresponsable, y un hombre hecho a la imagen de Dios.
  • Es evidente que el animal no realizó el sacrificio en forma inteligente y voluntaria.
  • No existía comunión entre el oferente y la víctima.
  • El sacrificio de un animal no podía compararse ni equipararse al valor de un alma, ni el sacrificio del animal podía ejercer poder espiritual en el hombre interior.
  • No había elemento alguno en la sangre de un ser irracional que pudiera realizar la redención espiritual del alma.
  • Esto podía obtenerse solamente por la ofrenda de una vida humana perfecta.
   b. Los sacrificios eran medios transitorios e imperfectos para cubrir el pecado (Romanos 3:20), y los sacrificios solo tenían la virtud de evitar que los pecados no provocaran la ira de Dios. (Heb. 10:14)

  c. Los sacrificios de animales eran calificados de “ordenanzas de la carne” (Hebreos 9:10), es decir, ritos que removían o quitaban la contaminación corporal y expiaban las acciones exteriores del pecado. (Hebreos 9:13; véase también Levítico 5:1-6 y Levítico 6:1-7). David es un ejemplo: él reconocía que estaba en las garras de una depravación de la cual no podía librarse. Él oró por renovación  espiritual y reconoció que los sacrificios de animales eran impotentes para hacer cambiar una vida (Salmo 51:16; 1 Samuel 3:14; Salmo 51:6-10, 16, 17).

   d. La repetición de los sacrificios de animales es símbolo de su imperfección, no podía hacer perfecto al adorador. (Heb. 10:1-2). A estos sacrificios les era imposible transmitir una experiencia espiritual que transformara de una vez la naturaleza humana y diera comienzo a una nueva vida. (Heb. 10:10)

  e. Los sacrificios de animales eran efectuados por hombres imperfectos. Esto queda demostrado por el hecho de que no podían entrar en ningún momento en el Lugar Santísimo, y por lo cual eran incapaces de conducir al adorador directamente a la presencia divina. (Heb. 9:8 y 9)

   f. ¿Es cierto que las gentes fue verdaderamente justificada antes de la obra expiatoria de Cristo? Abraham fue justificado por la fe (Romanos 4:3; y entró en el reino de Dios (Mateo 8:11; Lucas 16:22); Moisés fue glorificado (Lucas 9:30 y 31), y Enoc y Elías fueron trasladados. Hubo muchos hombres piadosos que alcanzaron una estatura espiritual al igual que estos hombres.

Admitiendo que los sacrificio de animales eran inadecuados y que el sacrificio de Cristo fue el sacrificio perfecto ¿sobre qué bases fueron justificados estos santos del Antiguo Testamento? Ellos fueron salvados anticipadamente y mirando perspectivamente y por la fe al sacrificio de Cristo al igual que nosotros miramos retrospectivamente y por la fe al mismo sacrificio. Ellos tomaban a crédito para un pago posterior; nosotros hoy tomamos algo que ya ha sido pagado (Heb. 9:15 comp. Rom. 3:25). El sacrifico expiatorio de Cristo tiene eficacia en relación con el pasado como tenía eficacia en relación al futuro. Ilustrémoslo:
           fe                            fe 


Ellos //// Sacrificio eficaz ///// Nosotros

Para concluir este aspecto, debemos resaltar que los santos del A. T. no participaron de los beneficios plenos de la redención por la siguientes razones:
1o. No tenían el don permanente del Espíritu Santo (Juan 7:39: 14:16-18)
2o. No participaban del conocimiento pleno respecto a la inmortalidad, sacado a
la luz por Cristo (2 Tim. 1:10)
3o. Se vieron limitados por las imperfecciones de la era o dispensación en que vivían; cuando más, podían “pregustar las cosas venideras”.

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