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martes, 5 de mayo de 2009

INTRODUCCIÓN A LA DOCTRINA DE LA EXPIACIÓN



Cuando leemos el Antiguo Testamento, algo que resalta y llama la atención de todos es la costumbre milenaria por parte del ser humano de sacrificar un cordero u otro animalito como ofrenda a Dios por el pecado del hombre. ¿Por qué el ser humano ha realizado esta práctica a través de las edades?. Desde el momento de la caída de la gracia, vemos a Dios tomando la iniciativa para cubrir la vergüenza y desnudez del hombre por medio de pieles, lo que implicó el sacrificio de un cordero.(Génesis 3:21) Posteriormente, nuestros primeros padres enseñaron a sus hijos sobre la necesidad de adorar a Dios, mediante la ofrenda de un cordero sacrificado sobre un altar para satisfacer las demandas justas de un Dios justo. (Gén. 4;4) Los patriarcas estaban conscientes de ese tipo de sacrificio como el único medio de allegare a Dios; (Gén. 8:20-21; Gén. 22:13) y bajo el régimen de la Ley Dios organizó todo un sistema de sacrificios como la base fundamental de todo el ritual religioso y adoracional para Israel. (Libro de Levítico, etc.)



Cuando Juan el Bautista salió al desierto de Judea predicando el arrepentimiento para remisión de pecados, al ver a Jesucristo que se acercaba a él, se dirigió a la multitud y lo presentó diciendo: “He aquí el cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29 y 36).

Estas palabras sencillas de Juan nos enseñan algunas cosas muy importantes: 


Primero, que sus oyentes entendían perfectamente bien el lenguaje técnico religioso que utilizaba Juan. Ellos estaban perfectamente relacionados con esa terminología, por lo que sabían todo lo que implicaba el llamarle a un hombre “cordero de Dios”.



Segundo, nos enseña que, al llamarle “cordero de Dios”, estaba revelando la vocación y propósito divino para lo cual Jesús venía a ese mundo.




Tercero, reconocía el carácter divino, la procedencia divina de “ese cordero”, cuya introducción al mundo daría el comienzo de una nueva etapa en el plan salvífico del hombre.




Y en cuarto lugar, se auguraba una nueva época, en la cual, todo el ritual antiguotestamenterio de ritos y sacrificios habría de terminar, para dar comienzo a la época de la gracia manifiesta de Dios para salvación a todos los hombres. (Tito 2:11)

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